En una economía cuyo motor es el consumo. Las alarmas del calentamiento global, la escasez de materias primas esenciales, la exponencial demanda de energía, la gestión de los excesivos residuos, etc. no son más que vaticinios de un modelo que colapsa, ya que los recursos del planeta son limitados.
Los residuos sólidos urbanos (RSU): el último eslabón de la cadena de consumo. La gestión de los residuos sólidos urbanos (RSU) no sólo se reduce a vertederos, incineradoras o al reciclaje sino a no poner en peligro la salud humana ni el medio ambiente; aire, agua y suelo. Para ello, todo un despliegue de conocimientos que la Cultura de la RS Medioambiental conlleva deberán interiorizarse permanentemente no sólo por los gestores de los RSU, la incineración contamina el aire, amenaza el suelo por generar cenizas contaminantes, etc., sino por toda la Sociedad. En conjunto se ha de apostar por los siete elementos de la Ecoeficiencia, siempre.
Hemos de mejorar nuestras actuaciones. Para ello, hemos de forzar la colocación de contenedores marrones, para residuos orgánicos, la recogida puerta a puerta, el sistema contrastado de recogida de residuos que mejores resultados de reciclaje presenta aunque algo conflictivo, según he podido leer en otros ámbitos, implantar más el depósito naranja destinado al aceite usado, etc., para incrementar el nivel del reciclaje en las ciudades Tenemos la posibilidad de gestionar cada vez más residuos, es la meta.
En este quehacer es fundamental ver los residuos sólidos urbanos como un gran recurso, no como basura. No podemos renunciar a ese recurso público. Enseñemos que no es basura, que son recursos: plástico, papel, materia orgánica...