Innovar: es hacer las cosas bien

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Dicen que necesitamos un cambio de modelo económico, hacia uno nuevo y sostenible, se citan algunos sectores de mayor nivel tecnológico, se destaca permanentemente la I+D+i, etc. Se proyectan nuevos modelos económicos y esos no se producen en poco tiempo ni en ausencia de profesionales y recursos específicos; productivos, de investigación, de docentes, de mercados, de redes comerciales en condiciones de competir, etc.; todo un quehacer bastante complejo.

Entiendo que lo anterior, no es del todo nuestro caso, a Canarias no le hace falta tantos cambios, aunque es de destacar el Plan de cableado submarino que el Cabildo de Tenerife contempla, supone un sector estratégico de oportunidad y como la base es el pensamiento estratégico, tenemos en este Plan un enfoque Institucional sobresaliente en Innovación. Por supuesto que se pueden activar nuevos sectores, pero lo normal es que éstos no sean productores de resultados a corto plazo, como necesitamos, y en el largo sólo lo serán si se hace bien y el contexto internacional lo posibilita.

La Innovación, sea Institucional, Empresarial o Personal, no es otra cosa que “hacer las cosas bien y cada día mejor”. Cuando decimos -hay que innovar- estamos apelando a esta idea y a hacerlo -de manera sostenible- quiere decir que “hay que hacer las cosas bien siempre”. Lo normal es hablar de sostenibilidad <<mejorar los cambios, que se corresponde con el debilitamiento del fuerte vínculo que existe entre actividad económica y emisión de GEI, y cuidar el MA en la vida cotidiana, tanto dentro como fuera del entorno laboral>>, en esta ocasión nos referimos a hacer las cosas bien permanentemente, sin más.

Lo que hemos de cambiar es la mentalidad de las Personas y del enfoque Empresarial, ser competitivos en los sectores que dominamos. Creo que un esfuerzo vinculado a cómo se enfoca el valor del trabajo y cómo se entiende la actividad económica y las relaciones sociales es lo fundamental.

Se trata de asentar los sectores en los que tenemos una buena posición de partida, la elección es crear más valor en lo que hacemos, una actitud que se ha de producir en el día a día, crear valor para la empresa y para la sociedad, y esto es posible practicando la formación y el aprendizaje permanentemente, y no tanto en las aulas dado que en la mayoría de los casos no se corresponde con un ambiente en donde se cumplen las condiciones de un aprendizaje específico, no quiero decir que la formación convencional no sea útil “Dios me libre”, lo que digo, lo fundamento, en la no tan alta valoración que tiene la formación profesional de las aulas en el ámbito empresarial. El mensaje es que lo esencial es la cultura del aprendizaje permanente y, en este quehacer, es muy importante la interacción entre la formación, el trabajo y la vida cotidiana, que tiene ver con el cómo se resuelven los problemas día a día.

Hemos de practicar la formación, en sentido amplio, el aprendizaje permanente, para ello, hay que observar cómo lo hacen otros, escuchar, estudiar, adoptar una actitud de interiorizar lo importante para alcanzar un mayor grado de destreza, así se aprende y si actuamos con los ritmos adecuados, seguro que con el tiempo brotará la anhelada Innovación.

Competitividad – Formación - Innovación… En definitiva: ¿de qué estamos hablando?

[Hablamos de “hacer las cosas bien”, es decir, de ser personas responsables y comprometidas, cualidades que están en la cumbre de la Responsabilidad Social y que ésta engendra Competitividad y Calidad de vida es innegable]