Consumo sostenible

Consumir de una manera más consciente tiene que ver con un estilo de vida más compatible con un entorno ambiental más sano y con una manera de ganar calidad de vida. Este camino compatibiliza la placidez propia con la colectiva y facilita la prosperidad sólo sin acaparar muchos recursos y sin contaminar el medioambiente.

Hablamos de consumir de una manera más responsable que, como hemos expresado, tenemos que empezar por cuestionarnos necesidades; reducir el consumo, reciclar y reutilizar los objetos, e intentar intercambiarlos antes que tirarlos, consumir productos locales en cuanto a alimentación, productos de temporada; intentar reducir nuestro consumo de envases; usar más el transporte público, etc. Hay que entender este tipo de hábitos desde la ilusión, desde el placer y la posibilidad de mejora y no desde una visión de obligación. Para ello, hay que buscar qué es lo que motiva a cada uno, qué es lo que nos hace ilusión, lo que nos llama la atención. Hay que empezar por aquello que nos resulte fácil y placentero. Compartir con gente con las mismas inquietudes nos ayuda a avanzar.

En cierta medida, hay una parte cultural muy importante y otra que tiene que ver con el impulso de políticas que fomenten el consumo sostenible. La consciencia en sí misma no provoca cambio. Vivimos en una sociedad cada vez más consciente del impacto medioambiental pero no es suficiente. Nunca ha habido tanta conciencia ecológica como ahora y nunca el consumo de recursos ha sido tan alto. La conciencia es importante pero igual de importante es el fomento del consumo sostenible.

Preferimos pensar que es factible proponer cierta movilización para construir una fórmula más cercana con la sociedad. Hace falta un mecanismo con poderes reconocidos y cercanos que interiorice más lo local/territorial frente a lo global. Lo conveniente es que se interiorice la Responsabilidad Social Medioambiental y que esté presente siempre y que no se desvanezca.