La eficiencia energética, una tarea pendiente

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La expansión del COVID 19 y la declaración del estado de alarma decretada por el Gobierno de España para frenar su avance, nos ha llevado a incrementar nuestra actividad dentro de casa. Además de teletrabajar, cocinamos, vemos la televisión, consultamos las noticias, hacemos deporte...lo que, sin duda, hace que aumentemos el consumo energético.

Por eso, es importante aprovechar este momento para analizar y ver cómo podemos ajustar nuestros hábitos para gastar menos y hacer un uso más eficiente de la energía.

Tanto a nivel nacional como por parte de la Unión Europea se han puesto en marcha diversas acciones para potenciar la eficiencia promover la eficacia y el ahorro energético, así como impulsar fuentes de energía renovable.

De aquí a 2030, la UE tendrá que obtener el 32 % de su energía a partir de fuentes renovables y alcanzar el objetivo principal de eficiencia energética del 32,5 %, según los objetivos marcados en 2018.

Junto a ello, los estados tienen que presentar cada 10 años un plan nacional integral en el que se incluyan medidas que garanticen que están trabajando en políticas de sostenibilidad.

En el ámbito de la vivienda, la Directiva de Eficiencia Energética en Edificios (Directiva 2018/844)  establece una estrategia para avanzar hacia un parque inmobiliario descarbonizado de aquí a 2050.

Para ello,  establece nuevas líneas de financiación e inversión pública y privada, para seguir potenciando el  ahorro energético y promover la introducción de energías  renovables. De esa manera, no solo contribuimos a mejorar el cuidado de nuestro entorno natural, sino que, a medio y largo plazo, reducir la factura energética, sobre todo de los edificios antiguos

De acuerdo con los datos de la Comisión Europea, en la actualidad los edificios son responsables del 40% del consumo de la energía y del 36% de las emisiones de C02. Un dato que en el caso de España se está tratando de reducir con la aplicación de medidas como el Código Técnico de la Edificación (CTE), en el que se establece unos requisitos mínimos de eficiencia energética para los edificios nuevos y se regula los pasos que se deben realizar para que los edificios ya existentes puedan aplicar medidas de eficiencia energética y obtener el certificado energético, documento oficial que incluye información objetiva sobre las características energéticas de un inmueble.

España cuenta hoy en día con unas 25 millones de viviendas, de las que se estima que alrededor de unas 15 millones requieren de una rehabilitación para mejorar su etiqueta de energía.

A día de hoy, muchos ciudadanos siguen sin conocer qué es la certificación a pesar de que la ley obliga a que todos los anuncios de  viviendas que se alquilen o vendan deben informar qué etiqueta energética tienen, que expresa  la calificación energética de un edificio aplicando una letra del abecedario, en función del  grado de eficiencia. 

Hay siete escalas o calificaciones distintas que van desde la letra A, que se destina a los edificios más eficientes energéticamente), hasta la letra G, con la que se distingue a los menos eficientes. La diferencia entre tener una etiqueta energética A o G, puede llegar a suponer un ahorro de hasta un 40% en la factura final

Cómo podemos contribuir desde casa

Más allá de estas certificación, los ciudadanos también tenemos mucho por hacer para reducir nuestro consumo en casa.

Existen algunos detalles de la casa que se nos escapan a simple vista, pero que son muy eficaces: ahorrar en agua caliente mediante sistemas acumuladores y tuberías de distribución, en vez de producirla de manera instantánea. También es recomendable usar grifos que tengan separados el agua fría de la caliente, así como un pulsador de descarga parcial en las cisternas de los baños.

Por otro lado, es aconsejable realizar un mantenimiento adecuado de las calderas y sistemas de calefacción en las viviendas, evitando cubrir estos aparatos y limpiar el aire que tienen al menos una vez al año.

Durante estas semanas, podemos descubrir un sinfín de maneras que nos permiten ahorrar dinero en nuestras facturas, pero además acercan un poco más nuestra vivienda a la sostenibilidad. Encontrar la inspiración es fácil, pero está en la mano de cada uno aprovechar este tiempo de meditación para aportar un grano de arena al medio ambiente.