El Acuerdo de París que se firmó en 2015 tenía como objetivo principal limitar el creciente calentamiento global a menos de 1,5 grados centígrados. Este documento puede parecer ajeno a los ciudadanos porque fueron los dirigentes de los 196 países que lo firmaron quienes se comprometieron a cumplirlo. Pero lo cierto es que existen muchas acciones pequeñas con las que la ciudadanía puede colaborar en los objetivos que pretenden mejorar las condiciones del planeta y reducir la huella de carbono.
La estrategia ciudadana más eficaz es el empleo de las 3R: reducir, reutilizar y reciclar. Esta regla de la ecología se acuñó en 2004 por Greenpeace y fue nombrada públicamente por primera vez por Japón en la cumbre del G8. Puede parecer simple, pero es fundamental para frenar la generación de residuos. Reutilizar los objetos que ya están construidos, reducir el consumo, tanto eléctrico como de productos, y reciclar los residuos para poder obtener nuevos artículos.
Si bien es cierto que la concienciación del reciclaje es un ámbito muy desarrollado en la sociedad actual, el peso social de las otras dos R se va abriendo paso con pequeños actos, como líneas de ropa que emplean materiales reciclados, bien de sus mismas prendas de ropa o bien de otros materiales o envases.
La R más olvidada es la reutilización de productos, la cual tiene la misma necesidad en la sociedad, pues simplemente para la elaboración de un pantalón vaquero se emplean hasta 3.000 litros de agua. Ciertamente tampoco es necesario comprar muebles o ropa de segunda mano para colaborar con esta R, pues con pequeñas acciones en nuestra rutina colaboramos para mantener y mejorar la salud del planeta. Por ejemplo, llevar una bolsa de tela cuando vamos a comprar, usar las dos caras de un folio o utilizar paños de tela en lugar de servilletas de papel.
Para poder llevar esto a cabo es ineludible una concienciación bien formada y duradera en el tiempo para que la población conozca los beneficios y la importancia de reducir, reciclar y reutilizar. Para ello se promueven campañas sociales para el buen uso de los contenedores de reciclaje o los beneficios económicos de reutilizar.
También es importante una concienciación en las aulas que promueva el conocimiento de los cambios que se producen a causa de la contaminación, así como programas que cada comunidad autónoma lleva a cabo en materia de sostenibilidad. Formar desde edades tempranas en la adquisición de una conciencia ecológica y sostenible es una medida sencilla que conllevará grandes beneficios en el futuro.