En el artículo anterior ‘Nuestra labor, a juicio’ distinguimos la contradicción que existe entre nuestros estilos de vida, la forma de conducirnos por nuestra cultura, con su economía política, su individualismo y su consumismo, y los procesos naturales de nuestro planeta vivo, la Tierra, ambos incompatibles. Si no hacemos algo, esta incompatibilidad nos lleva a un gran problema.
Desde hace ya tiempo, el Universo viene haciendo su parte para detener el desastre. Nosotros tenemos que hacer lo propio y lo haríamos si ajustamos nuestras conductas a la lógica de la naturaleza. Es decir, que nuestras conciencias asuman la responsabilidad en lo que se refiere a la protección de nuestra casa común y al cuidado de nuestro ecosistema.
Durante 333 meses consecutivos, las temperaturas globales se han situado por encima de la media del siglo XX. Los fenómenos meteorológicos extremos, que anteriormente se producían de forma aislada, se están convirtiendo en la nueva norma, lo que concuerda con las predicciones de los científicos sobre cómo sería el Mundo en pleno proceso de calentamiento global: debemos estar a la altura de los desafíos de la actual crisis de la Tierra.