Detengamos el desastre

En el artículo anterior ‘Nuestra labor, a juicio’ distinguimos la contradicción que existe entre nuestros estilos de vida, la forma de conducirnos por nuestra cultura, con su economía política, su individualismo y su consumismo, y los procesos naturales de nuestro planeta vivo, la Tierra, ambos incompatibles. Si no hacemos algo, esta incompatibilidad nos lleva a un gran problema.

Desde hace ya tiempo, el Universo viene haciendo su parte para detener el desastre. Nosotros tenemos que hacer lo propio y lo haríamos si ajustamos nuestras conductas a la lógica de la naturaleza. Es decir, que nuestras conciencias asuman la responsabilidad en lo que se refiere a la protección de nuestra casa común y al cuidado de nuestro ecosistema.

En cierta medida, en el contexto de la crisis ecológica incorporó esta visión comprometida con la sostenibilidad y que rompe con el modelo convencional con el que organizamos nuestros estilos de vida. Esta posición ve a nuestro planeta vivo, la Tierra, de una manera diferente, como una causa ética dado que asienta nuestra conciencia y nuestra Cultura de la Responsabilidad Social Medioambiental para sentirnos en comunión con la naturaleza.
 
En términos sociales, es la creación de una sociedad donde las diversidades son valoradas y expandidas. Esto implica dejar atrás la cultura del pensamiento único y reclamar valores ligados a la creatividad y a la aproximación con la madre Tierra y con el Universo. Así, nos sentimos miembros e hijos de la madre Tierra, que se preocupan por el futuro común.
 
Estamos llamados a interiorizar esta formulación de vida comprometida con la sostenibilidad porque es necesario y urgente. No tenemos mucho tiempo, el cambio climático no es una amenaza que se cierna sobre un futuro lejano, está ya aquí y se está acelerando. 

Durante 333 meses consecutivos, las temperaturas globales se han situado por encima de la media del siglo XX. Los fenómenos meteorológicos extremos, que anteriormente se producían de forma aislada, se están convirtiendo en la nueva norma, lo que concuerda con las predicciones de los científicos sobre cómo sería el Mundo en pleno proceso de calentamiento global: debemos estar a la altura de los desafíos de la actual crisis de la Tierra.