Conservación de la diversidad biológica

El presente y futuro de la biodiversidad están profundamente vinculados a los impactos ambientales derivados del cambio climático y más.

El retroceso de las especies tiene su origen en el cambio climático y en el crecimiento exponencial de la demanda humana de alimentos, de agua, materias primas, energía, suelo... Por ello, tenemos un gran problema si no logramos detener o mitigar el rumbo de la constante pérdida de la biodiversidad global. Para ello, es primordial ser conscientes, y consecuentes, de la fuerte dependencia del ser humano de otras especies.

La naturaleza y sus seres vivos producen, la oxigenación de la atmósfera, la purificación de las aguas, el reciclaje de nutrientes y residuos, la polinización de los cultivos, etc. Es fácil descubrir que nuestra dependencia de la riqueza biológica es tal que resulta llamativo el nivel de irresponsabilidad que abunda en relación con la protección de la naturaleza y sus seres vivos.

El ecosistema funciona como un todo interdependiente, no existen elementos aislados. La eliminación de una determinada especie pueda afectar de manera importante a todo un ecosistema. Esa interdependencia lo es también con los seres humanos, de modo que los impactos producidos a cada elemento de la biodiversidad van a producir reacciones tanto en otros elementos como en las condiciones de vida de los seres humanos. Tales impactos pueden ser mínimos pero su acumulación en el tiempo puede agravar la realidad de los mismos.

La protección y conservación de la diversidad biológica no es una opción estética o de marketing de un territorio, supone una necesidad derivada de la propia naturaleza, de los ecosistemas y sus relaciones. Podríamos decir que es la opción de vida porque afecta a la subsistencia de las especies y de sus ecosistemas.