Recogida de tapones

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Entre los diferentes residuos a reciclar por la ciudadanía hay un elemento que ha adquirido especial relevancia en España, y más concretamente en Canarias, que son los tapones. Las recogidas solidarias de este producto tan habitual en nuestros hogares, ha conseguido que tomemos conciencia de la importancia de su almacenaje y posterior reciclado.

Y es que no asimilamos la cantidad de tapones que podemos generar en nuestro entorno más cercano hasta que participamos en iniciativas de este tipo, orientadas generalmente a contribuir con una buena obra o una campaña impulsada desde cualquier plataforma o entidad.

Estas tapas, generalmente, están fabricadas con polietileno o polipropileno, aunque existen muchos más tipos de plástico reciclables. Su valor en el mercado adquiere una dimensión relevante, por lo que suele ser el material elegido para propulsar este tipo de campañas solidarias. Actualmente se recompensa la recogida de una tonelada de este material con hasta 300 euros, y el incentivo de contribuir considerablemente con la labor medioambiental.

La recogida de este material sólo puede llevarla a cabo un gestor autorizado, dada por la administración pública a entidades debidamente reglamentadas y destinadas a tal fin. Tras este primer paso, se pasa a clasificado y a la entrega para su posterior transformación en materia prima, a cargo de la empresa recicladora. En una de las campañas más exitosas y recientes de nuestro país, un menor logró un costoso aparato ortopédico, gracias a que se recopilaron 20 toneladas de tapones.

Un componente tan básico para nuestro día a día se está convirtiendo en el lema y protagonista de campañas que ayudan a familias y personas que lo necesitan, aprovechando el simple gesto que miles de familia hacen a diario recolectando y clasificando estos tapones debidamente. Con ello se ahora materiales y energía, reduciendo a su vez las emisiones de contaminantes y dióxido de carbono. Además, hay que destacar que sus características lo hacen un material fácil de transportar y reciclar, lo que reduce significativamente costes en su tratamiento.

En definitiva, un gesto solidario con las personas que más lo necesitan y un detalle significativo con el planeta y su futuro. Un ejemplo claro que se podría trasladar próximamente a la recogida de otros productos habituales en nuestra lista de la compra.