Nuestras convicciones

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Desde el comienzo de la era industrial existe sobre la atmósfera un riesgo, el que provoca el cambio climático. Nuestra actividad ha supuesto un incremento de las emisiones de gases que han comenzado a alterar la composición de la atmósfera. Los expertos internacionales sobre el Cambio Climático han presentado en varios ocasiones informes que advierten de los riesgos por eventos climáticos extremos (sequías, inundaciones, etc.) que sufrirá la población como consecuencia del cambio climático. Los efectos del cambio climático serán sobrellevados a escala mundial. Todas las regiones resultan vulnerables y exigirá una adecuada gestión del riesgo.

La importancia de tomar conciencia de nuestra responsabilidad en este creciente riesgo es esencial. Todo apunta que en este quehacer estamos reaccionando, dado que algunos gobiernos han introducido instrumentos jurídicos para consolidar el parecer científico sobre el cambio climático como la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático y el Protocolo de Kyoto. El protocolo fue un hito internacional en la lucha contra el cambio climático para evitar un aumento sin retorno de las temperaturas de la Tierra.

Ahora bien, relativamente hemos pasado esa fase en donde surgieron voces discrepantes que han tratado de relativizar ese desastre planetario defendiendo los cambios que siempre han existido a lo largo de la evolución de la Tierra. La lucha contra el cambio climático es, cada vez más, vista como un compromiso en la defensa de la salud de la Tierra pero sin comprometer el modelo social, económico y energético que tenemos, un compromiso ético por convicción porque el cambio climático cada vez más se asume que es una realidad. El constante crecimiento de los países más desarrollados unido al de los países emergentes y al parecer científico están cambiando la visión que conlleva relativizar las consecuencias, aunque las últimas conferencias sobre el clima no han colmado las esperanzas de poner en marcha un sistema de reducción de emisiones que estabilice las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera a un nivel que evite los cambios.

Debemos hacer constar los avances, planes europeos, estatales, regionales y locales han servido para favorecer el control e inventario de las fuentes de emisiones, la investigación, el conocimiento y en consecuencia establecer medidas dirigidas a reducir las fuentes de emisión. La tendencia, un modelo social y económico bajo en carbono. Un objetivo que conlleva ahorro de energía y una apuesta decidida por energías limpias y renovables.

La ciudadanía debe ser activa en la exigencia de resultados que nos acerquen a un umbral de tranquilidad respecto a emisiones de carbono que no comprometen la salud de la Tierra.