Alojamientos Turismo Rural -manual buenas prácticas-

El turismo rural pretende contribuir a la configuración de un modelo turístico que se base en la preservación del patrimonio rural edificado así como de aquellos elementos singulares o arquitectura complementaria, tales como lagares, hornos, aljibes, molinos, eras, etc. Basado en el respeto por el paisaje y la integración armónica y en el cuidado de su dimensión social, se configura como un turismo que permite revertir las rentas en la población residente, que genera nuevas oportunidades de empleo para la misma y favorece la racionalización de los recursos utilizados en la actividad.
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Una estrategia, que persiga un desarrollo armónico entre actividad turística y preservación de los recursos naturales debe apoyarse en el desarrollo e integración de instrumentos de Gestión Ambiental. En esta línea, resulta de máximo interés definir y desarrollar Manuales de Buenas Prácticas Ambientales dirigidos a los servicios turísticos.

 El Manual de Buenas Prácticas Ambientales está enfocado a los alojamientos de turismo rural y se concibe como un documento sencillo y estructurado en áreas de gestión con incidencia ambiental, donde se recoge una serie de prácticas sostenibles, a modo de conductas, para su aplicación en los alojamientos rurales (casas y hoteles).

Estas buenas prácticas responden a un modelo de actuación ambiental basado en la búsqueda de una mayor sensibilidad hacia el medio por parte tanto de los propietarios de alojamientos, como de los turistas, en la organización y gestión interna y externa de las actividades, productos y servicios que prestan los alojamientos de turismo rural.

Con la definición e implantación de las Buenas Prácticas Ambientales pretende contribuir a:

  • Racionalizar el uso de los recursos y el consumo de energía y agua.
  • Reducir la cantidad de residuos sólidos que se producen en las casas.
  • Eliminar el uso de productos que contengan compuestos que dañen la capa de ozono.
  • Reducir la entrada de productos tóxicos y peligrosos tanto para la salud del turista como para el ecosistema.
  • Minimizar los vertidos de aguas residuales.
  • Favorecer la reutilización de las aguas depuradas.
  • Mejorar la integración de las edificaciones en el entorno, teniendo en cuenta que:
    • Las intervenciones no han de alterar el valor significativo de la construcción, debiendo contemplar el conjunto arquitectónico íntegramente.
    • Las posibles ampliaciones no supondrán una alteración del valor significativo de la construcción y serán las mínimas necesarias, debiendo los nuevos materiales propuestos diferenciarse de los antiguos sin mimetizar la materia original.
    • El nuevo uso respetará los espacios originales y mantendrá los materiales y sistemas constructivos significativos que sean susceptibles de ser restaurados o rehabilitados.
  • Dar conformidad a las exigencias de los turistas en materia de calidad ambiental en el servicio y de respeto con el medio ambiente.