La fuerza de los pueblos

Cada vez con más fuerza vemos cómo defender nuestra identidad como persona y como pueblo, no sólo está detrás la defensa de un proyecto, individual y colectivo, sino también la consecución del desarrollo económico sostenible con la persona en el centro.

La primera consecuencia de este principio es el compromiso con todos los derechos humanos individuales. Cualquier proyecto debe arrancar del respeto y defensa de la vida humana, sin ello se quiebra y desmorona todo. Ahora bien, no solo es eso, los pueblos también exigen avances en clave de identidad, sin excepciones ni intermitencias, un punto de vista al que presumimos se unen la mayoría de los ciudadanos. Veamos:

La persona. La centralidad de la persona abarca la dignidad y justicia: hemos de poner a la persona en el corazón y mirar por los más débiles siempre y en estos tiempos de crisis más, porque ¿para qué queremos una Canarias rica en medios si es pobre en solidaridad? Un modelo socioeconómico que desplace a la persona y se desentienda de una vida digna para todos está abocado al fracaso. Genera fracturas en las personas y división en la sociedad. No es nuestro modelo, nuestra forma de ver las cosas. Las personas no somos seres aislados, sino seres sociales.

El pueblo. Lo que para la persona es el derecho a una vida digna, para los pueblos es su derecho a existir como pueblo. Canarias, como pueblo, con sus señas de identidad, y nosotros, los hombres y mujeres que la habitamos, tenemos el derecho a construir nuestro propio modelo social, cultural y económico, es lo propio. Ahora bien, creo que no se ha producido el suficiente progreso en nuestra personalidad como pueblo, y sabemos que en otros entornos existe esa fuerza de la identidad de amar a su pueblo y de trabajar por él.

La identidad. La identidad es un factor determinante a la hora de crecer en lo personal y en lo colectivo, y en este tiempo global, lo es más. No hay sino mirar a nuestro alrededor; no hay oferta educativa, comercial o empresarial que no subraye sus señas de identidad. En un mundo tan plural y tan abierto cobra cada vez más importancia la definición, el cuidado y el desarrollo de la identidad. Sucede en todos los ámbitos, también en el político e institucional.

La cultura. Queremos destacar que lo nuclear de nuestra identidad es aquello que nos hace canarios/as de manera exclusiva y singular. Nuestras costumbres, el sector primario, formas de hablar, trabajar, nuestra formación y educación profesional, etc., son transmisoras de todo un mundo de pensamientos, sentimientos y experiencias, es el lazo que nos une, o nos debería unir, de un modo único a todos los canarios/as. No queremos vivir distanciados, sin personalidad propia, así, desde nuestra cultura, podremos emerger con fuerza tanto en nuestra tierra como en el exterior. Sin cultura, quedaríamos a la intemperie y, en cierta medida, desprotegidos.

Mensaje. Sin las raíces de nuestra identidad estaríamos a merced de cualquier ola política, cultural o económica. Por ello, necesitamos una estructura institucional guiada por fuerzas que remen juntas, en la misma dirección, para que Canarias avance pero, aunque abierta a otras culturas, profundizando siempre en su identidad. Es tarea de las mujeres y hombres, agentes sociales y políticos que compartimos estos principios hacer frente a las fuerzas que pretendan diluir lo que nos une, nuestro hecho diferencial.