Introducción

Los edificios que aprovechan los recursos naturales renovables, como son el sol y las características meteorológicas del lugar en que están construidos, se denominan Edificios limpios y eficientes. Ahora bien, es la utilización de la energía solar en la edificación, para suplir los requerimientos energéticos en cuanto a calefacción, refrigeración e iluminación, la que reduce sustancialmente el consumo de energía convencional.

En conjunto, se debe perseguir: uno, las condiciones adecuadas, dos, la utilización de los recursos naturales renovables, es decir, los componentes, las técnicas constructivas y el emplazamiento del edificio, y, tres, la integración de sistemas solares activos de calentamiento térmico o de producción de electricidad.

Se deduce que adquiere una gran importancia en el diseño, la utilización de la energía solar pasiva a través de una arquitectura coherente energéticamente, es decir, la envolvente del edificio, materiales, orientación, emplazamiento, climatología, etc., las bases de la “Arquitectura Bioclimática” y, complementariamente, el uso de los sistemas solares térmicos y fotovoltaicos, integrados en la edificación, para el calentamiento de fluidos y producción de electricidad.

La utilización de la energía solar tanto de forma pasiva como la activa están englobadas en el concepto de “Arquitectura Bioclimática”. Una vivienda bioclimática puede conseguir un gran ahorro energético y, aunque el coste de construcción puede ser mayor, puede ser rentable, ya que el incremento de la vivienda se compensa con la disminución de los recibos de la energía.