El valor cultural de los senderos tinerfeños

Tenerife es la isla más extensa del archipiélago canario, lo cual justifica la cantidad de senderos que posee a lo largo de su territorio. El valor cultural que presenta cada una de sus rutas es inmenso, pues en ellas se pueden apreciar numerosos aspectos que dan identidad a Canarias, como la cantidad de miradores y vistas panorámicas que se encuentran en los recorridos y que permiten admirar la belleza paisajística y ambiental.

Muchos de estos senderos están adaptados para que sean accesibles a toda la ciudadanía. Sin embargo, desde La Tirajala proponen mejorar su seguridad con el emplazamiento de tablas o piedras en los lindes que garanticen la firmeza de los recorridos. Asimismo, con el fin de impulsar el desarrollo del archipiélago en valores culturales, las rutas podrían acoger pequeñas obras de madera realizadas por artesanos autóctonos.

Ante esta propuesta, optamos por presentar cinco rutas donde este proyecto podría llevarse a cabo, no solo por ser de los más conocidos de la Isla, sino por la belleza que entraña y envuelve a todo aquel que las recorre.

En el Área Recreativa de la Caldera de Aguamansa, en La Orotava, se abre paso una decena de senderos que atraviesan el monteverde y los pinares. En concreto, la ruta Aguamansa-El Dornajito empieza y termina en el parque etnográfico Los Pajares, pasando por la Cruz del Dornajito, un manantial al que algunas celebridades naturalistas se han referido por ser un lugar de descanso y aprovisionamiento de agua en la subida al Teide.

Si hay un lugar en el norte de la Isla que combina a la perfección la riqueza natural de un paisaje protegido con las huellas del trabajo en los campos es la Rambla de Castro. Este sendero se encuentra al nivel del mar, sobre la playa de Los Roques, en Los Realejos. Durante su recorrido se puede visitar el fortín de San Fernando y la ermita de San Pedro, la cual alberga una talla barroca del apóstol de gran valor. Además, pasa por La Gordejuela, donde se instaló el primer motor de vapor que se utilizó para elevar el agua en Tenerife. La ruta finaliza en la Hacienda de Castro, lugar que recuerda los ataques piratas de siglos pasados.

El Monte del Agua es una de las rutas más demandadas por los turistas que visitan la Isla. Su recorrido abarca territorio de tres municipios diferentes del norte de Tenerife: El Tanque, Los Silos y Buenavista del Norte. El sendero parte de Erjos, lugar que fue punto de conexión de las comarcas norte y sur, y zona de cultivo de cereales y explotación ganadera. En el recorrido se halla un gran bosque de monteverde con laurisilva, pinos, charcas y huertas, además de dos tipos de palomas endémicas de Canarias: la rabiche y la turqué. A los visitantes también les llama la atención la arquitectura tradicional que poseen los caseríos de la zona, hechos de teja y muros de piedra.

A las faldas del Teide se encuentra el volcán de Fasnia, un lugar donde abunda el tajinaste azul. La caminata alrededor de dicho volcán adquiere mayor valor entre los meses de abril y junio, pues es el período de floración de la especie endémica. Además, algunos puntos de la ruta hacen las veces de mirador, pues ofrece vistas panorámicas a las dos islas más cercanas: La Palma y Gran Canaria.

La Reserva Natural Especial del Malpaís de Güímar combina un paraje ideal entre los pasajes costeros y sus numerosos tubos y cuevas volcánicas. Entre ellas destaca Cueva Honda, pues abarca un total de 5 metros de alto y más de 100 de largo. Este sendero ofrece a los caminantes un paseo de 6 kilómetros rodeados de especies endémicas como los cardonales y los tabaibales.