Separadores de residuos en nuestras papeleras como impulso al reciclaje

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La sostenibilidad y la protección medioambiental forman parte de nuestro día a día. La conciencia social sobre la importancia de fomentar hábitos de vida que protejan nuestro entorno es algo que comienza a plasmarse como un concepto habitual en la mente de la ciudadanía. El aumento de las temperaturas, las sequías y la contaminación de nuestra atmósfera han convertido el cambio climático en la preocupación del presente y en la lucha del futuro.

Para conseguir unos propósitos globales es necesario actuar de manera localizada y específica en nuestras zonas más cercanas. Por ello, la regla de las 3R (Reducir, Reciclar y Reutilizar) tiene que convertirse en una rutina de nuestra vida cotidiana.

De esta forma, y aunque contar con contenedores de reciclaje cercanos a las viviendas es un primer paso muy importante, creemos en la necesidad de poder separar nuestros residuos en las papeleras de nuestras ciudades. Unos elementos que encontramos cada pocos metros y que, si tuvieran la correcta presentación, se convertirían en una excusa perfecta para concienciar a aquellas personas que aún no lo están sobre la importancia de la separación de materiales y otros restos.

El objetivo es buscar la comodidad de poder tirar el envase de nuestro zumo, los folios de nuestros apuntes o, incluso, el ticket de nuestra compra sabiendo que lo estamos haciendo bien, que ese residuo podrá volver a tener una vida útil tras pasar por un proceso de selección y reutilización.

Muchos centros comerciales cuentan ya con papeleras con separadores para que podamos reciclar correctamente. Si bien es cierto que estas fomentan una buena gestión de los residuos, hay que tener en cuenta su posible coste. Si analizamos nuestra rutina en cuanto a la basura que generamos es mucho más probable que nos urja más tener que tirar un envase que un papel. Estos últimos tendemos a guardarlos en el bolsillo, a dejarlos olvidados en el bolso o a usarlos y tirarlos en casa o la oficina.

Siendo prácticos y estableciendo papeleras amarillas en nuestras calles y parques, que se intercalen con las de restos, podemos crear una conciencia de sostenibilidad e impulsar el reciclaje en todos los ámbitos de nuestra vida. Y es que la rutina es la mejor forma de aprendizaje.