Un camino a seguir...

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Llevamos algunos años trabajando en el impulso de la Cultura de la Responsabilidad Social Medioambiental. A través de jornadas, algunos proyectos y muchos artículos y su boletín hemos tratado de elaborar la esencia del funcionamiento en la vida cotidiana, tanto dentro como fuera del mercado laboral. En gran medida, las posibles salidas, en términos de valores y principios, que den sostenibilidad real a "El mundo quieres, con el clima que quieres". A mi modo de ver es un principio que requiere un cambio en la mente y en el corazón, un nuevo sentido de interdependencia global y de responsabilidad universal.

Considero fundamental para esta labor dos mensajes: uno, mejorar permanentemente los cambios, que se corresponde con el debilitamiento del fuerte vínculo que existe entre actividad económica y emisión de GEI, y dos, cuidar el MA en la vida cotidiana, tanto dentro como fuera del entorno laboral.

El primero. Fundamentalmente trata del impulso de las energías renovables frente a las convencionales, dado que aportan recursos limpios e inagotables, los que nos proporciona la naturaleza con un impacto prácticamente nulo, no depender de los combustibles fósiles es obligado. Las energías renovables las podemos clasificar: Solar, Eólica, Biocombustibles, Biomasa, Hidroeléctrica, Energías del mar, Geotérmica.

El segundo. Significa el uso racional de los recursos escasos de la Tierra, sin perjudicar el capital natural, manteniéndolo en condiciones de reproducirse, con el fin de poder atender las necesidades de las generaciones futuras que también tienen derecho a un planeta habitable.

En su conjunto, tratar de impulsar un tipo de economía respetuosa con los límites de cada ecosistema y de la propia Tierra, una sociedad que busque equidad y justicia social mundial y un medio ambiente suficientemente conservado para atender las demandas humanas, y de dar eficacia a las prácticas que buscan un nuevo modelo de convivencia ser-humano-vida-Tierra.

Un modelo de relación con la naturaleza y con los seres humanos que afecta a la sociedad, a la política, a la cultura, al arte, a la naturaleza, en sentido amplio, a la vida. Un modelo que garantice las condiciones que sostienen la producción y la reproducción de la vida. Nuestro estilo de vida hoy mundializado no posee suficiente sostenibilidad.

Es notorio que los seres humanos son la parte de la naturaleza con -la gran responsabilidad de protegerla, regenerarla y cuidarla- y no sólo es cuestión de técnica sino de un arquetipo de relación con la naturaleza y con la producción y la reproducción de la vida.

La sostenibilidad representa el lado más objetivo, ambiental, económico y social de la gestión de los bienes naturales y de su distribución, el cuidado, las actitudes, los valores éticos y espirituales son los que acompañan a todo el proceso, sin los cuales, la sostenibilidad no se da o no se garantiza a medio y largo plazo.

Un modelo que debe ser asumido para dar eficacia a las prácticas que buscan fundar un nuevo paradigma de convivencia. El Cambio Climático es una realidad y sus graves amenazas que pesan globalmente sobre todos plantean una impostergable averiguación: ¿somos capaces de depredar la naturaleza, o bien lo somos de cuidar y de responsabilizarnos por nuestro futuro común?

En general, estamos hablando de la economía verde que apunta significativamente a reducir riesgos ambientales y a minimizar la escasez ecológica. Un modelo que incluye estar en el mundo con una actitud protectora de la naturaleza.