El vidrio

Hasta ahora hemos analizado diferentes aspectos y prácticas del reciclaje que se encuentran en nuestra realidad más cercana, pero en esta ocasión vamos a ahondar en uno de los residuos con los que mayor concienciación y compromiso se ha demostrado hasta ahora: el vidrio.

Desde hace nada menos que 30 años, el ser humano ya tomó conciencia de que este material podría ser susceptible de una reutilización que le concediese una segunda vida efectiva y sana para nuestro ecosistema. Por ello se pusieron en marcha los primeros sistemas de recogida, que poco a poco han ido evolucionando hasta ser un elemento habitual en nuestras calles.

Los datos recogidos en torno a esta circunstancia demuestran que el vidrio es uno de los materiales que más y mejor reciclamos, a nivel de España y Europa. Tan sólo en 2013, se llegó a la cifra de 687.683 toneladas de este elemento, lo que equivale a 2.2620 millones de envases, según informa el Instituto Nacional de Estadística.

Si atendemos al viejo continente, la Comisión Europea arrojó datos de 2012 en los que se reflejaba que se había superado la barrera del 70% del reciclado de vidrio, o lo que es lo mismo, unos 25.000 millones de envases.

Todo esto se entiende mejor si atendemos a las múltiples campañas de concienciación que instituciones públicas y privadas han puesto en marcha para que el mensaje llegue a la población. A ello hay que añadir la particularidad de que el vidrio permite que el 100% de lo que depositamos en los contenedores verdes se destine para nuevos envases.

Todos estos datos positivos no deben hacer caer en el olvido el objetivo que se fijó hace 30 años: seguir evolucionando. Esta tipología de reciclaje tiene aún margen de mejora y porcentajes que elevar.

Varias asociaciones han reclamado mayor atención y medidas en grandes eventos socioculturales y de ocio donde la población acude en masa y utiliza este tipo de envases. No obstante, no todo acaba en el destino que debería. Del mismo modo, se ha pedido en repetidas ocasiones la colaboración del sector de la hostelería, el cual adquiere el 48% de este tipo de envases, para seguir siendo el motor de este crecimiento ecológico.

Cabe resaltar iniciativas como las que hemos podido apreciar en nuestras islas, especialmente en Lanzarote, donde las corporaciones insulares han aportado por adaptaciones de los contenedores para hacerlos más atractivos para el ciudadano y más accesible para colectivos como los minusválidos, para los que muchas administraciones no han habilitado una solución que les haga el reciclaje mucho más sencillo.